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La Gran Estafa del SIDA

febrero 20, 2010

Documental Sida Toda la Verdad

Documental transmitido en México por la TV Azteca

Los grandes números ilusionistas llamados ‘Estadísticas del SIDA’

Estas pruebas llamadas «del VIH» se usan tajantemente para pronunciar condenas de muerte, y sólo son pruebas que indican la presencia de anticuerpos no especificados en la sangre del paciente, anticuerpos que pueden haber sido generados por más de 60 condiciones diferentes que no tienen nada que ver ni con el SIDA ni con el ilusorio VIH.

por el Profesor Jens Jerndal.
M.D.(MA), D.Sc.h.c., M.Sc., B.A., F.W.A.I.M.

Supuestamente las estadísticas son la piedra fundacional de la ciencia moderna, una ciencia exclusivamente preocupada por las cantidades, las medidas y los números, y utilizados como prueba indiscutible. Desafortunadamente, es fácil producir resultados erróneos o parciales involuntariamente al sólo pasarse por alto ciertas reglas complicadas y específicas para tomar muestras o sopesar la información.

Pero lo más fascinante de las estadísticas es que un astuto estadístico puede hacer magia con las cantidades, e intencionalmente crear la ilusión de probar o desaprobar casi cualquier cosa.

Las estadísticas del SIDA son un escaparate de lo ilusorio. Son claramente fabricados de encargo, utilizando varios trucos ilusionistas para inflar los números hasta el punto donde inspirarán suficiente terror o pánico en la población para permitir a los que ejercen el poder introducir medidas excepcionales de control sobre la población por medio de la fuerza, tales como intervenciones “médicas” obligatorias, y restricciones a la libertad de movimiento y actuación. Algo así como un toque de queda para contener una situación de solevantamiento o guerra.

Por el momento, olvidemonos de las posibles razones para tal manejo de poder, y sólo observemos la forma en que las estadísticas del SIDA son manipuladas de hecho, intencionalmente, para transmitir una impresión groseramente distorsionada de la realidad subyacente, con proyecciones alarmistas e infundadas para el futuro.

¿Cuáles son los trucos ilusionistas a que me refiero? Primero que nada, se emplea una técnica de reporte acumulativa, que no es utilizada para otras enfermedades y que no tiene otra base lógica o utilidad que la de crear la impresión de que las cantidades son más grandes de lo real y que van en aumento. En lugar de informar cuántos nuevos casos de SIDA se han registrado en un año en particular, se proyecta el número total acumulado desde que comenzó el reporte. Esto crea más impacto y, con suerte, la gente lo entiende como una cifra anual.

Una segunda técnica generosamente utilizada para reportar la evolcuión del SIDA es cambiar cada tanto la base de los números incluidos, especialmente cuando las cifras no conforman las expectativas. Esto se ha hecho en varias formas, la más importante siendo la ampliación de definiciones de lo que se diagnostica como SIDA. Por ejemplo, se han sumado enfermedades nuevas a las llamadas “definitorias del SIDA”, de modo que ahora hay al menos 29 tales enfermedades diferentes, que todas existieron antes de la entrada del SIDA en escena.

Cuando una de estas enfermedades va acompañada de una prueba positiva del VIH es considerada como SIDA, pero si la prueba es negativa, la misma vieja enfermedad no se diagnostica como SIDA.

Lo que hay que saber, es que estas pruebas llamadas “del VIH” o incluso “del SIDA” y que se usan tajantemente para pronunciar condenas de muerte, en realidad sólo son pruebas que indican la presencia de anticuerpos no especificados en la sangre del paciente, anticuerpos que pueden haber sido generados por cualquiera de más de 60 condiciones diferentes que no tienen nada que ver ni con el SIDA ni con el ilusorio VIH.

Es fácil comprender que cuantas más enfermedades se incluyan, más grande será la cantidad de gente afectada por ellas. Ésta es una de las formas por las cuales se puede mostrar que elSIDA aumenta en cantidades, cuando los hechos reales muestran lo contrario. El hecho es que el número de nuevos casos de SIDA en los Estados Unidos llegó a su pico en 1992 y ha disminuido desde entonces. No es la impresión que recibimos de los medios, las autoridades estadounidenses o las agencias de las Naciones Unidas. También es importante ser conscientes del hecho de que en África no se requiere la prueba del VIH para diagnosticar el SIDA. Cualquier enfermedad que dure más de un mes y tenga ciertos síntomas será automáticamente diagnosticada como SIDA. Todas aquellas enfermedades han existido siempre, y eran comunes desde mucho antes de que existiera el concepto del SIDA. Ésa es una de las muchas razones para los números inflados de los casos de SIDA en África. Pero aún con esta definición liberal los números reales son mucho más pequeños de lo que se lee en los periódicos.

La razón para esto es que las cifras que vemos no están basadas en hechos reales, sino en “estimaciones”, liberalmente condimentadas con infladas proyecciones del futuro, tan imaginativas como infundadas. Obviamente, es preferible usar “estimaciones” mientras sea posible, pues éstas pueden ser infladas a voluntad, en lugar de quedarse con las cantidades menos glamorosas de los registros existentes. Además, cuando uno quiere publicar la cantidad de “Infectados de VIH”, las estimaciones son la única opción, pues no hay forma de conocer la cifra. Sólo un pequeño porcentaje es sometido a la prueba de anticuerpos, falsamente etiquetada “prueba de VIH”, de modo que cualquiera es libre de estimar las cantidades. Si sólo se informara la cantidad de casos diagnosticados correctamente con la enfermedad del SIDA (y no la construcción nunca probada “infectado con el VIH”, las cifras ciertamente no causarían alboroto alguno, y mucho menos pánico.

En un reporte reciente de los Estados Unidos, se sostuvo que al menos un tercio de las personasVIH positivas ¡ni siquiera sabía que estaban infectadas! Si ellos mismos no lo sabían, y nunca se han hecho la prueba, entonces ¿cómo podía el investigador, o cualquier fuente que usara, saber que esta gente era VIH positiva? Las estadísticas del SIDA están llenas de este tipo de aseveraciones absurdas y sin sentido, pero nadie parece notarlo, ni reaccionar.

Una de las pocas fuentes fácticas de estadísticas africanas sobre el SIDA es la prueba de anticuerpos (llamada de VIH) en mujeres embarazadas en los centros públicos de maternidad. Los resultados de la prueba muestran que un alto porcentaje es “VIH positivo”. ¿Por qué? Porque hay más de 60 condiciones médicas diferentes que pueden dar un “falso resultado positivo”, ¡y entre estas está el embarazo mismo! Otras son cualquier tipo de vacunaciones e infecciones recientes incluyendo la gripe corriente, además de enfermedades endémicas en Africa tales como hepatitis, malaria y tuberculosis.

Considerando que la prueba es realizada en mujeres embarazadas, cuando el embarazo es una de las causas reconocidas para un falso positivo, y considerando que las mujeres a menudo pobres y desnutridas que van a esos centros con gran probabilidad también se hayan expuesto a varias de las otras condiciones, es predecible que un alto porcentaje de ellas deba dar un falso positivo. Sin embargo, esto no significa ni que son realmente positivas – lo que, además, no significa nada en sí – y ciertamente no significa que por eso desarrollarán alguna vez elSIDA.

Aún así, estos resultados evidentemente imprecisos, y esencialmente sin sentido son computados y aplicados a toda la población africana, hombres y mujeres, viejos y jóvenes, ricos y pobres. Como si se aplicaran igualmente a todos y como si fueran prueba de la incidencia del SIDA. Nada de eso es cierto, y cualquiera con un conocimiento rudimentario de las pruebas y las estadísticas debería ser consciente de ello. Así es cómo se fabrican y se da publicidad a las estadísticas del SIDA en África.

Incidentalmente, aparte de las más de 60 causas comunes para un resultado de “falso positivo”, se ha probado que los resultados para una y la misma persona pueden variar de una ocasión a otra, aún en el mismo laboratorio, y aún más de un laboratorio a otro, y de un país a otro. La razón es que no hay una regla de oro para la prueba, es decir que es arbitrario exactamente desde dónde en una escala continua se registra un resultado positivo. Y este tipo de pruebas se utiliza para decirle a los pacientes que morirán de SIDA, y que para prolongar el proceso debe tomar drogas obscenamente costosas que los enfermarán e incluso los matarán, pero nunca los curarán.

Éste es el trasfondo para la renuencia del presidente sudafricano Mbeki a ofrecer estas drogas no solo ineficaces, sino fatalmente dañinas, a expensas del Gobierno, a su gente, y especialmente a mujeres embarazadas y a recién nacidos. Y muy buena razón tiene para ello. Sin embargo, las fuerzas políticas internacionales contra las cuales está luchando, son más fuertes que él.

Otro ejemplo de los espejismos en la publicidad del SIDA es el siguiente. Un estudio demostró supuestamente que un grupo de hombres jóvenes a quienes les daron “VIH positivo” presentaban un mayor índice de muerte que un grupo que no era “VIH positivo”, y cualquiera que leyera esto asumiría automáticamente que los hombres VIH positivos murieron de SIDA. Sin embargo, el estudio no especificó las causas de las muertes en el grupo VIH positivo. Cuando fue investigado, si bien hubo una correlación entre el resultado “VIH positivo” y un índice de muerte ligeramente más elevado, se descubrió que esas muertes no fueron causadas por el SIDA. Un típico caso de estadística usada como cortina de humo.

En África, la información oficial de casos de SIDA está además basada en criterios que varían de una área a otra, y de una agencia a otra.. El hecho de que hay apoyo financiero para los casos de SIDA, mientras que éste no es el caso para las enfermedades viejas, también impulsa a los interesados a reportar cualquier enfermedad como SIDA, cuando de hecho son simples casos de tuberculosis, malaria u otras enfermedades endémicas clásicas de África.

Curiosamente la tuberculosis y la malaria, ambas muy comunes en África desde siempre, son entre las varias enfermedades que han sido incluidas entre las enfermedades definitorias delSIDA, y todas ellas pueden dar un resultado de “falso positivo” en la prueba de VIH. Ingenioso, ¿verdad? ¿Ven el humo y los espejos?

De acuerdo con estimaciones oficiales de UNAIDS, a finales de 2000 unos 36,1 millones de personas en todo el mundo estaban “infectadas” y “viviendo con VIH/SIDA”. De éstas, 25,3 millones supuestamente viven en el Sub-Sahara africano. Mi pregunta sobre esta cifra es: ¿Cómo lo saben? En el tercer mundo, el SIDA puede ser diagnosticado sin la llamada prueba deVIH, pero la “infección de VIH” no, y es un hecho de que muy poca gente está siendo examinada, y los que dan un resultado positivo sólo integran una infinitesimal porción de los 36,1 millones que afirma el UNAIDS que está “viviendo con VIH”. ¿Cómo justifica UNAIDS el resto?

Típicamente, no se hace distinción entre por un lado ser VIH positivo mientras se está sano, y por otro lado estar realmente enfermo de SIDA “fulminante”, ¡como si fuera la misma cosa! Ésta es otra de las muchas cortinas de humo. La misma fuente estimó (¡) que el número de nuevas infecciones en 2000 sería de 5,3 millones en todo el mundo. El número estimado (¡) de muertes totales de SIDA (observen el reporte acumulativo) se dice que sería de 21,8 millones.

Puesto que sabemos que extremadamente pocas pruebas de HIV se realizan en África debido a su alto costo, no podemos evitar de preguntar cuál es la base para estas estimaciones. Y aún más así como sabemos que la cantidad de muertes por SIDA oficialmente registrada desde el comienzo de la “epidemia” hace casi 20 años, alcanza sólo una pequeñísima fracción de las estimaciones propagadas por UNAIDS. Y esto a pesar de todas las razones descritas para inflar las estadísticas de SIDA en África.

Un argumento ofrecido por los inflacionistas de la estadística para explicar esta discrepancia, es que la mayoría de las muertes por SIDA son reportadas como algo diferente, tanto porque la gente no quiere admitir que sus parientes murieron por tal enfermedad avergonzante o aun ¡porque no sabían que era SIDA! Pero aquellos que hacen las estimaciones aparentemente lo saben. Sin ninguna prueba de VIH. Uno se pregunta cómo. ¿Por pura adivinación? Algo aquí no encaja.

¿Qué más podemos inventar para conjurar la impresión de que el SIDA es una pandemia de rápida extensión que amenaza con diezmar a la población mundial, a menos que nos anticipemos y la derrotemos obligando a la gente a atragantarse con quimioterapia costosa y letal, engañosamente llamada “antiretroviral”?

Una cosa es elegir el grupo de edad que tiene el índice de muerte más bajo de todos, como por ejemplo los jóvenes entre 20 y 30 años, y descubrir que el SIDA (o más probablemente los “antiretrovirales” prescritos para ello) es “la principal causa de muerte” de este grupo. Asegúrense de no revelar el porcentaje real, ya que por ser muy pequeño disolvería el efecto. Pero debido a que muy poca gente de este grupo muere de causas naturales, se puede inferir que el SIDA es “la causa principal” o al menos “una causa principal” de muerte en este grupo, junto con el suicidio y los accidentes.

Publicando esto con toque de clarines y trompetas, el público fácilmente llegaría a la falsa conclusión de que el SIDA es una causa principal de muerte, punto. O que al menos un porcentaje muy alto del grupo en cuestión muere de SIDA. Cuando la verdadera escala de muerte por SIDA, aún en este grupo, puede ser tan baja como una fracción del uno porciento. Ahora lo ven – ahora no. Es una manera en que los ilusionistas realizan su magia estadística sin mentir realmente.

Finalmente, podemos jugar la eficaz carta emocional de los húerfanos, estimando todos los millones de huérfanos que hay por el SIDA. La definición de huérfano es un niño que ha perdido uno de sus padres de cualquier manera, y en realidad no existe documentación confiable para saber cuántos de esos padres desaparecidos murieron por SIDA, o si murieron realmente. Hasta ahora la razón más común de la pérdida de padres en África son las guerras que han estado azotando el continente por décadas para desestabilizar la región y vender armas.

Un ejemplo de la India ilustra lo que está ocurriendo. Las estadísticas oficiales presentadas en las Naciones Unidas anunciaron que India tenía 560.000 huérfanos de SIDA – ¡con sólo 17.000 muertes por SIDA! Durante una conferencia de prensa, un periodista preguntó al Dr. David Miller, el Representante de UNAIDS en el país, de dónde sacaron esas cifras de huérfanos porSIDA. No tuvo respuesta.

El ministro de salud indio refirió la cuestión a la persona que se encarga de la recolección de datos del VIH/SIDA para el Gobierno. Dijo que no había estimaciones del número de huérfanos de SIDA en India. Cuando se preguntaron al Dr. Miller cuál era su fuente de la estimación, dijo: “No puedo revelar esa fuente. Tendré que hablar con mis colegas en Ginebra sobre eso.”

Otra cosa que no ha dejado de fascinarme es cómo las agencias públicas supuestamente profesionales y responsables como WHO pueden saber que, por ejemplo, la incidencia del VIH(a menudo interpretado como igual al SIDA) en las adolescentes africanas ha aumentado un 26 % (o cualquiera sea el porcentaje reportado) de un año a otro. ¿Cuál es la fuente de este tipo de cifras? ¿Es una escuela donde se realizó la prueba a unas pocas niñas durante el año anterior y se volvieron a examinar a otras al año siguiente? ¿Ese año tal vez después de que fueron vacunadas o tenían su brote anual de gripe? – ¿O se limitó a adolescentes embarazadas? ¿A cuántas niñas se hizo la prueba? ¿Cómo fue hecha? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¡Podemos ver los estudios, por favor!

La mayoría de la gente no se da cuenta de que a menudo, cuando se da un porcentaje para un país o un grupo de gente, sólo un pequeño número de gente fue realmente investigado. El porcentaje encontrado en esa pequeña muestra se acepta como generalmente válido para todo el grupo, o todo el país, por más grande que sea el riesgo de que los investigados no sean representativos a todo el grupo a que se aplica. Un estadístico que conoce su oficio y que quiere engañar, puede eligir su muestra de tal forma que favorezca un cierto resultado, sin manipular las cantidades como tales.

Para redondear esta exposición de los ilusionistas estadísticos, daré un ejemplo dramático de lo qué se puede ocultar trás la confiabilidad aparente de las estadísticas sobre la llamada “prueba del VIH”.

Se ha alegado que una cierta prueba de VIH tiene un 98% de fiabilidad. En función del argumento, asumamos que éste es un índice correcto. Debido a que nuestra cultura está hipnotizada por los números y las cantidades, los porcentajes y las mayorías, esto sonará muy alentador para muchos. Pero ¿qué puede significar esa verdad estadística para las personas individuales, en la vida real? Echemos un vistazo.

En una muestra de la población estadounidense promedio, la estimación aceptada sobre la prevalencia del VIH es de un orden del 0,04% por 10.000 personas. Asumiendo que examinamos a 100.000 estadounidenses, esperaríamos encontrar 40 VIH positivos. Esto significa que el resto de las 99.960 personas son VIH negativas. Sin embargo como la prueba es solo un 98% segura, puede identificar falsamente un 2 % de estas 99.960 personas como VIHpositivo En otras palabras 1,999 personas! Eso significa que un 98% de los así identificados por la prueba como “VIH positivos” no son positivos. En otras palabras, la prueba, que dice ser un 98% segura y así probada para uso comercial, es de hecho un 98% imprecisa desde el punto de vista de quienes tuvieron resultado positivo.

Imaginen el destino de esas 1.999 personas sanas cuando se les dice que pronto tendrán SIDA, y son exhortadas, intimidadas, o seducidas por el establecimiento médico oficial a tomar AZT y drogas similares amenazantes para “retrasar el comienzo del SIDA”. Aparte del enorme costo de este tratamiento (y las ganancias del negocio farmacéutico) , ¿cuántos de ellos creen que sobrevivirán tal odisea? No muchos, les puedo asegurar.

¡Qué escenario diabólico! Toda la población es obligada por terror a hacer la prueba, y todos quienes son positivos deben comprar AZT o un tratamiento de drogas igualmente tóxico, que lleva a una muerte segura. Si aún creen en la propaganda de los medios de que el AZT es una droga que salva vidas, investiguen algunos hechos fácilmente verificables en el sitio web http://www.virusmyth. com, hagan click en FIND; luego en AZT para una amplia elección de información de hechos, y finalmente en Anthony Brink para el trasfondo de un caso pendiente de la corte en Sudáfrica.

Asumimos solamente que la prueba es realmente un 98 % precisa. Parece que nadie ha pensado en preguntar cómo puede ser establecida esta cifra, ya que no existen controles verifiables. Como el resto del dogma imperante del SIDA, y la mayor parte de la “ciencia del VIH”, es simplemente un acto de fe. En realidad, en la base de lo que hemos descubierto en este artículo, sabemos que el margen de error puede ser muy grande. Pero también sabemos que tener un resultado positivo en una prueba de anticuerpos no específicos, o contra un hipotético VIH que nunca fue aislado, no significa nada, pues por sí mismo no tiene valor predictivo alguno para el desarrollo de SIDA.

¿Debemos entonces concluir que todo que nos dicen del SIDA y del VIH no es más que humo y espejismos para tentar al público confiado “en riesgo” a una ciénaga de redituables pruebas y tratamientos, abiertamente confesado que no llevan a ningún lado sino a la obliteración y a la muerte?

Una interpretació n todavía más siniestra es que el pánico y el terror generados por la intensa campaña publicitaria, están intencionalmente diseñados para allanar el camino a un estado global de emergencia, justificando restricciones a largo plazo a los derechos y libertades civiles, y hasta intervenciones militares.

Fue siniestra de verdad, la nota que hizo sonar la presidencia de Clinton en 2000 cuando elSIDA era declarado una cuestión de seguridad nacional. Y no se refería al SIDA en los Estados Unidos, sino el SIDA en el mundo, y especialmente en África. ¿Podemos rastrear una agenda política oculta detrás de esto, tal vez hasta una trama poderosa para el control global?

Pudo no haber sido el comienzo fríamente planeado de un consistente escenario político, pero tal vez deberíamos, después de, todo, recordar cómo comenzó todo. Fue la administració n Reagan-Bush durante un año electoral – sin previa revisión de pares, debate científico público o consenso – que declaró que un nuevo retrovirus era “la causa probable del SIDA”, sin ninguna prueba científica, y prometiendo una vacuna en un período de dos años. Eso fue en 1984, el año que marcó el título del famoso libro visionario de George Orwell sobre un gobierno futuro llamado “Gran Hermano”. Desde esa declaración en abril de 1984 el gobierno federal de los Estados Unidos tomó control dictatorial de la “epidemia” de SIDA, pronto promovida a “pandemia”, mientras las autoridades federales de los Estados Unidos solos decidían qué investigación solventar, qué tratamientos (= drogas) aprobar, qué debería ser publicado en los diarios profesionales, y qué decir a la población a través de los medios.

Contra este trasfondo, se entenderá con más facilidad que la presencia del nuevo retrovirus VIHen la gente que “dio positivo”, es sólo inferida por ciertos “marcadores” no específicos mientras que, hasta la fecha, no se ha aislado tal virus de un paciente. Créase o no, éstos son los hechos y cualquiera que quiera tomarse la molestia puede verificarlo. Muchos investigadores inmejorablemente acreditados y con sumo prestigio señalan que los anticuerpos no específicos descubiertos en una “prueba VIH positiva” no constituye prueba alguna de “infección de VIH”. ¡Muchos incluso sostienen que el vilipendiado VIH probablemente ni existe, y aún si existe, no es definitivamente capaz de causar SIDA!

¿Han notado, por cierto, que las personas oficialmente declaradas “en riesgo” fueron primero blancos socialmente indeseados, a saber varones homosexuales, adictos a drogas intravenosas, prostitutas y hemofílicos; luego los negros pobres de los Estados Unidos, y ahora principalmente los negros africanos del Sub Sahara? Y que la primera – y por mucho tiempo la única – droga autorizada en los Estados Unidos para los pacientes de SIDA fue AZT , una droga inventada para tratar el cáncer en los años 1960 pero entonces considerada demasiado tóxica para ser aprobada para el consumo humano. Sin embargo, para los grupos de riesgo del SIDA fue aprobada en un procedimiento “exprés” que luego se reveló como fraudulento.

Para un número creciente de profesionales y observadores agudos es cada vez más obvio que el SIDA no es causado por ningún virus, que no se transmite sexualmente, y ni siquiera es contagioso. Por el contrario, el SIDA es un síndrome multifactorial, y entre sus causas más importantes destacan drogas de todo tipo junto con químicos venenosos, entre ellas los insecticidas, los pesticidas, y los lubricantes anales relacionados con el benceno utilizados por algunos homosexuales. Otros factores pueden ser múltiples infecciones parasitarias, virales y bacterianas, acompañadas por mala nutrición. Al final, y no menos, figuran drogas de prescripción médica, y más particularmente las extremadamente tóxicas prescritas rutinariamente para el SIDA y la “infección de VIH”.

No escasean los tratamientos efectivos no tóxicos para el SIDA, y es perfectamente posible curarlo. Sólo tenemos que reconocer las verdaderas causas, y dejar de envenenar a la gente hasta que mueran.

¿Cómo encaramos esta situación?
Elevando nuestro nivel de conciencia y cuestionando toda la información que recibimos de los medios de comunicacaión y de las agencias de gobierno, y más particularmente así si se originan en cuarteles con intereses económicos o políticos creados.

No dejando que nos usen, nos intimiden o nos sacrifiquen en los altares de la ciencia corrupta, los juegos políticos de poder y la despiadada ganancia del negocio de las drogas.

Y sobre todo: ¡*utilizando nuestro sentido común* y pensando por nosotros mismos!

Fuente: www.laverdaddelsida.com

La Macroestafa del SIDA

Luis Carlos Campos, un «contraperiodista» español, publicó el libro «La Macroestafa del SIDA». En él denuncia la falta de evidencia acerca del denominado HIV, virus que nunca fue purificado y aislado, y del que se sospecha fuertemente que no existe. Este libro se suma a otros que cuestionaron en su momento la validez de las hipótesis acerca del Sida y un posible virus responsable.

Aqui pueden ver un video elaborado para promocionar el libro y una entrevista radial en España.

Su blog es: http://contraperiodismomatrix.nireblog.com/